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jueves, 8 de enero de 2009

Si se han usado gametos donados, ¿se lo he de decir a mi hijo? ¿cuándo? ¿cómo?...

Muchos pacientes que pasan por un tratamiento de reproducción asistida, recurren a la donación de gametos. Esto significa, que el hijo no tendrá vinculación genética con uno o ninguno de sus padres. Esta falta de vinculación genética es la base del cuestionamiento “¿Debo contarle a mi hijo sobre su origen?”, “¿Qué debo decirle?”, “¿Cómo?”

Este apartado está destinado a orientar a los pacientes que recurren a donación de gametos (óvulos y semen), sobre el momento de contarle al niño su origen. Los siguientes puntos son algunas sugerencias que los profesionales consideramos útiles para que tengáis en cuenta a la hora de tomar la decisión:

1. ¿Se lo contamos?
Siempre en una relación afectiva es mejor no tener secretos, por lo que nuestra sugerencia es contarle al niño sobre el motivo de su origen. Debemos tener en cuenta que el hecho de ocultar información crea una distancia entre quien no sabe y quien no quiere contar. Es así que, adoptar una postura de apertura y sinceridad con el niño favorecerá la relación padres-hijos, recordando siempre que el amor, el cuidado, los valores y las costumbres no se transmiten genéticamente.

2. ¿Quién se lo cuenta?
Siempre sus padres, ya que cuando como padres tenemos algo que contarle a nuestro hijo, no debemos esperar a que otro se lo cuente. Tener una idea sobre cuándo y cómo se lo contamos, ayudará a que no nos tome por sorpresa la pregunta que siempre llega: ¿cómo me tuvisteis? ó ¿de donde vengo?



3. ¿Cuándo se lo cuento?
A partir de los 3 años, y hasta los 8 años se considera un buen momento para contarle al niño sobre sus orígenes, ya que está comenzando a construir su identidad, su imagen de sí mismo y de los demás. Esto es, comenzar a responder cuando el niño comienza a preguntar. De esta forma, él mismo va pautando el ritmo en el que puede ir comprendiendo las respuestas. No todos los niños evolucionan de la misma manera ni con los mismos ritmos, por lo que, sugerimos decirlo a partir de los 3 años que es cuando suelen comenzar con preguntas sobre la familia, el nacimiento, etc., y no retrasarlo a épocas como la adolescencia o pre-adolescencia, donde siempre surgen conflictos típicos de esta etapa del desarrollo.

4. ¿Cómo se lo cuento?
Con un cuento o con analogías. Los niños pequeños suelen entender mejor lo que les explicamos, si utilizamos ejemplos que puedan comprender. Existen también cuentos (Como por ejemplo, Mi pequeño milagro, de Pilar Dolz del Castellar Pareja) donde, de una forma en la que el niño puede comprender, se ilustra su venida al mundo por donación de gametos.

5. ¿Por qué se lo cuento?
Porque no es más mío si no se lo cuento, y no es menos mío si se lo cuento. La carga genética que tiene un ser humano no determina sus gustos, sus formas de pensar, de sentir, de actuar y de amar. Estas características, que son los que finalmente constituyen a un ser humano, sólo se obtienen con la interacción paterno-filial, con la transmisión de valores y con la educación que le demos a nuestros hijos.

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