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miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿Por qué una veces se realiza FIV y otras ICSI?

Dr. José Luis Gómez. Ginecólogo.
Imaginemos que una mujer tiene las trompas de Falopio obstruidas. La concepción es imposible dado que no hay posibilidad de que el oocito y el espermatozoide se encuentren. Para casos así se desarrolló la fecundación in vitro (FIV), es decir la fecundación de un oocito por un espermatozoide realizada en el laboratorio y no en el aparato genital interno de la mujer. En 1973 se consiguió el primer embarazo, que no el primer nacido vivo, mediante este tratamiento en Australia, en la Universidad Monash de Melbourne por el equipo del Dr. Carl Wood. Pero la madre no llegó a dar a luz, el embarazo se malogró y el Dr. Wood no pasó a la historia. Más tarde, en 1978, el tándem formado por Robert Edwards, biólogo, y Patrick Steptoe, ginecólogo, consiguió que la FIV permitiera que una mujer con las trompas alteradas pudiera ser madre (1).


En la FIV, los oocitos se extraen del ovario mediante punción transvaginal realizada bajo sedación y se depositan en un recipiente circular llamado placa de Petri que a su vez se introduce en un incubador que se encarga de mantener los oocitos y espermatozoides primero, y los embriones después, en un ambiente lo más parecido al de la trompa. El semen preparado, es decir del que se han seleccionado los mejores espermatozoides, se añade a la placa. Pasadas 20 horas se comprueba cuántos de los oocitos han sido fecundados (2). Ahora hablamos ya de embriones que se mantendrán en el incubador entre 2 y 6 días antes antes de ser transferidos al útero de la madre.

A la indicación original, la patología tubárica, se fueron añadiendo otras como la endometriosis, los fracasos de inseminaciones previas, la disfunción reproductiva de origen masculino o la de origen desconocido (3). Pero en ocasiones la FIV no era suficiente. Esto puede ocurrir por diversas razones, que el recuento de espermatozoides sea tan bajo que no permita que la FIV funcione, que ya haya existido un fracaso de fecundación anterior o que la calidad de los oocitos no sea la adecuada. En estos casos tenemos que avanzar más y pasar a la ICSI.

La ICSI (del inglés “intracytoplasmic sperm injection”) es también un tipo de fecundación in vitro. Consiste en la introducción del espermatozoide en el oocito mediante una pipeta de muy pequeño calibre. Una vez extraídos los oocitos y pasada al menos una hora, estos se limpian, es decir se retiran las células que los envuelven, y se seleccionan.  Los oocitos pueden encontrarse en distintos estadíos, sólo aquellos maduros son utilizados. Para realizarla es necesario un microscopio que lleva acoplado un sistema para manipular los gametos (2). Esta técnica fue desarrollada por Gianpiero Palermo en la Universidad Vrije de Bruselas pensando en los varones que tenían un semen que no era apto ni siquiera para realizar una FIV (4), pero, al igual que ocurrió con ella, a la indicación primera se fueron añadiendo muchas otras. De hecho hoy en día, en muchos casos, se prefiere realizar directamente una ICSI para evitar que exista un fallo de fecundación.

Dr. José Luis Gómez Palomares, ginecólogo de FivMadrid


BIBLIOGRAFÍA
  1. Gómez Palomares J. Antagonistas de la GnRH en los tratamientos de reproducción asistida. [Tesis doctoral]. Santander: Universidad de Cantabria; 2013.
  2. Protocolos FivMadrid.
  3. Giles J, Vidal C. Fecundación in vitro e inyección intracitoplasmática de espermatozoides”. En: Remohí J, Bellver J, Matorras R, Ballesteros A, Pellicer A, editores. Manual Práctico de Esterilidad y Reproducción Humanas. Madrid: Editorial Médica Panamericana; 2012. p. 341-5 
  4. Palermo GD, Neri QV, Monahan D, Kocent J, Rosenwaks Z. Development and current applications of assisted fertilization. Fertil Steril. 2012 Feb;97(2):248-59.


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