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martes, 24 de marzo de 2009

Opiniones del Dr. Hernández: Hijos a la carta.

Me imagino que ustedes estarán al día sobre todo este asunto de la selección de embriones con el fin de tener hijos con un sexo y un color de ojos determinado. No le den muchas vueltas, porque en España esta prohibido.

La Ley de Reproducción Asistida solo permite el diagnostico genético preimplatacional en el caso de que los embriones puedan ser portadores de defectos congénitos, o para seleccionar embriones que en su día pueden salvar a un miembro de la familia con una enfermada que requiera de un donante homologo.

Sin embargo, puede que un día las parejas que tienen tres niños y a las que les apetezca tener una niña (o el caso contrario, da igual) la Ley atienda y entienda sus peticiones; porque la buena voluntad y el deseo de ser padres lo han demostrado con creces. Es mas, me encantaría conocer sus opiniones sobre este asunto.

3 comentarios:

Carmen dijo...

Nosotros no tenemos hijos. De hecho estamos en lista para empezar FIV tras 4 IA negativas. El caso es que nos daría igual tener un niño o una niña con tal de que venga sano. La hermana de mi marido sufrió una enfermedad llamada Hiperoxaluria primaria que le causó numerosos problemas hasta que murió. Con esos antecedentes de mi marido y siendo como es una enfermedad genética, aunque bastante rara, ¿nos deberíamos hacer pruebas genéticas? ¿Cabría nuestro caso dentro de su artículo "Hijos a la carta"?
Muchas gracias.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Su caso no estaría dentro de nuestro artículo "hijos a la carta".
Si un genetista determinara que su marido es portador de la enfermedad y que existe un riesgo de que sus hijos la puedan heredar, cabría la posibilidad de seleccionar aquellos embriones que estuvieran libres de la enfermedad. A esto se le llama diagnóstico genético preimplantacional. Ahora bien, la ley española determina que este tipo de técnicas sólo se pueden aplicar a enfermedades de aparición temprana. Cabría la posibilidad de que si la enfermedad fuera de aparición tardía hubiera que pedir un permiso especial para poder realizar un diagnóstico genético preimplantacional. Todo ello considerando que su su marido pudiera transmitir la enfermedad.